miércoles, 27 de octubre de 2010

Homenaje a Fundadora FLOENCE TERRY GRISWOLD

Florence Terry Griswold, ejemplo de valores


Organización fundada por Florence Terry Griswold, es decir, la Mesa Redonda Panamericana, sigue siendo capaz de mover fibras en nuestros corazones.
Las actitudes de Florence cultivaban virtudes con las que ardua y lentamente consiguió otorgarle sentido a toda su vida de relación con las demás personas en su convivencia de todos los días. Era un ser eminentemente compasivo, constructivo, atento y siempre estaba ocupada y preocupada por servir a los demás.

Para Florence existió un campo muy amplio para ejercitar la virtud de la caridad al prójimo no sólo en el sentido corporal sino también en el ámbito espiritual, pues al instruir, aconsejar, consolar y confrontar dio uno de los principales testimonios de la caridad fraterna, practicando la justicia y la paz. Son gestos nacidos de la bondad del corazón. Nuestra fundadora por medio de su legado nos ha invitado a entregar dentro de nuestras costumbres y plan de vida parte de nuestro tiempo, un panamericanismo viviente.

He querido relatarles que corrían los años de 1910-1916 cuando al arder la revolución en México muchas mujeres y niños cruzaron la frontera y buscaron ayuda como refugiados, sin dinero y desamparados. El corazón de la señora Griswold se llenó de angustia. Por eso inició planes para socorrerlos buscando y consiguiendo cooperación entre los amigos y asociados hasta lograr un convenio destinado a aliviar el sufrimiento de los refugiados y la obtención del Derecho de Asilo para todos los que necesitan amparo y alimento.

Demos hoy continuidad a esa cadena ininterrumpida mostrando a nuestro continente una de las facetas más hermosas de las socias pertenecientes a las Mesas Redondas Panamericanas.

Florence nos invita en su legado a ser personas sensibles, con voluntad de dedicación y entrega. En resumen nos dicta poner en marcha nuestros dones y cualidades. Nos ha mostrado a través de su vida que hay que aprovechar cada instante para hacer el bien.

Toda esta generosidad que se formó en el corazón de Florence requiere de un amor muy grande. Y a nosotras nos toca aplicarlo y traducirlo a la vida diaria.

Con la sencillez que nuestra fundadora también ayudó a las mujeres a superarse, a cada día ser mejores, más completas, íntegras, así debemos mantener vivo su testimonio. Nos pidió organizarnos del modo más eficaz, nos enseñó que el camino es de elevación y perfeccionamiento humano y espiritual, es vínculo profundo que liga a todas las mujeres pertenecientes a la Asociación de Mesas Redondas Panamericanas en donde es posible amar sin fronteras de raza, de cultura, de condición social. La máxima expresión es nuestra adhesión al movimiento con lealtad, con amor, procurando la unión y la devoción al trabajo con responsabilidad.

“Bienaventurados los que hacen la paz” (Mt,5,9)

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